Patrick no quería ir. El hecho de que ella insistiera en que debían ir lo hacía querer aún menos. No tenía ganas de charlar con desconocidos a los que nunca volvería a ver, sólo por cortesía. Pero ella insistió en que Patrick fuera, y pronto descubriría que ese sería el mayor error que podría cometer en su relación.

Un pie delante del otro, un paso más, y luego otro más. Los únicos pensamientos de Jack eran seguir adelante sin importar cuánto gritaba su cuerpo para detenerse y descansar. Había perdido casi toda su energía y todo su cuerpo le dolía más allá de lo creíble, pero se obligó a dar otro paso. Luego otro. Y luego uno más.

Lo único que quería era una barra de chocolate. No parecía una petición difícil de comprender, pero el empleado se quedó paralizado y no parecía querer cumplir con la petición. Tal vez tuviera algo que ver con la pistola que le apuntaba a la cara.